Edurne Pasaban

Hoy quiero dedicar este espacio a Edurne Pasaban, que se ha quedado a las puertas de recibir el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes. No es que me parezca mal que se lo haya llevado la Selección Española de Fútbol, que se lo merece, es que llevo días pensando en la fortaleza de esta mujer y en todo lo que ha conseguido recomponiéndose a lo más difícil.

siempre he admirado a todos los que se atreven con la montaña, debe ser por lo difícil que me resulta a mí recorrer un simple camino, pero especialmente he admirado a Pasaban desde el primer minuto en que conocí su historia, una historia plagada de atrevimiento y fortaleza mental.

Hace unos días, todas sus sospechas se confirmaban y se convertía en la primera mujer en alcanzar los 14 ochomiles después de que la Federación de Alpinismo de Corea del Sur anulara la última ascensión de Miss Oh, que decía haber sido la primer en alcanzar esta marca, algo que Pasaban puso en duda. Días más tarde, se hacía totalmente oficial.

Antes de eso, Edurne Pasaban ha tenido que pasar por la muerte de un compañero y por un interminable descenso del K2 que le costó varios dedos del pie y mucho tiempo en un hospital, dos de las emociones más duras que puede experimentar un ser humano, y no sólo se repuso a ellas sino que supo salir fortalecida.

Todas y estas muchas cosas: su amor por la montaña, su deportividad,  su lucha por los niños de Nepal, Pakistán, Tibet, India y Bhután, su compromiso con los que la ayudan, su simpatía, su honradez…, son las que me han llevado a admirar realmente a una mujer como Edurne Pasaban a la que, sin duda, le espera el Príncipe de Asturias de los Deportes.