Dicen que mi afición a la música y la lectura viene de cuando estaba en la barriga de mi madre. La pobre tuvo que hacer reposo más de seis meses y se pasaba el día escuchando música y leyendo, por lo que en mi familia tienen la teoría de que eso se quedó grabado en mí. Hoy comparto un poco de música. No precisamente la que escuchaba mi madre conmigo dentro. No son canciones que hoy escucharía pero son temas que han marcado mi vida y están aquí no por su calidad sino por su carga sentimental.
Me cuentan que cuando era pequeña solo quería dormir en brazos de mi padre o de mi abuela materna y que, si ellos no estaban, tan solo había una canción que me hacía dormir, y no es precisamente una nana.
De esta me acuerdo yo. Se la cantábamos a mi hermano cada vez que le cambiaban los pañales y yo no paraba de reír.
Y esta otra fue una tortura. Yo tenía unos 12 años cuando mi hermana pequeña, con dos, estaba obsesionada con escucharla. Fue número uno de 40 Principales, me acuerdo, y cada hora había que poner la radio si no queríamos que se pusiera a llorar.
Para terminar, los que me conozcan se reirán al oír este tema. Me lo cantaban a mí porque ‘nunca he llorado’.